La pobreza monetaria en el Perú pasó del 25,9% en el 2021 al 27,5% al 2022, incrementándose en 1,6 puntos. Así, un total de 9 millones 184.000 peruanos es considerado pobre, según el reciente informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Alonso Segura, exministro de Economía y Finanzas, explica las razones.
—Uno de cada tres peruanos está en riesgo de caer en la pobreza, de acuerdo al INEI. Aparte de la inflación, ¿qué otras variables explican esto?
La inflación es una variable importante, pero hay otras.
—¿Cuáles?
Hay un conjunto de factores que hace que haya más pobres y más vulnerables. Incluso en las épocas de fuerte crecimiento, se sabía que un sector había salido de la pobreza, pero que era susceptible de retornar a ella ante un choque económico adverso. No hemos sabido responder. Entonces, se han juntado una serie de factores: inflación, bajo crecimiento, inversión privada en negativo, poca generación de empleo, y —sobre todo— empleo de baja calidad y una política pública que no se ha sabido adaptar para proteger a los pobres y vulnerables. Se ha optado por lo más fácil: bono, bono, bono, y no sabes quiénes son…
—Los bonos eran medidas de emergencia.
Pero se alargó mucho tiempo. Y la pregunta es: ¿qué trabajaste para identificar a los pobres que estaban surgiendo? La pobreza en zonas rurales es más alta que en zonas urbanas, por encima del 40%, pero los nuevos pobres son básicamente de zonas urbanas y muchos de ellos, uno de cada tres, están en Lima metropolitana.
—¿Por qué en Lima?
Es difícil precisarlo. Diría que hay una concentración mucho más grande de nuevos migrantes. Lima ha crecido mucho en los últimos años, recibió mucha gente que posiblemente era vulnerable. La política social, además, fue concebida cuando había que reducir pobreza, principalmente, en zonas rurales, mientras que de la pobreza urbana se encargaba el crecimiento, la inversión, la generación de empleo. Lo que ha ocurrido es que la pobreza urbana básicamente se ha duplicado, concentrada en Lima en particular. Y ahí hay que trabajar en lo macro y en lo micro, en política social.
—¿La inestabilidad política no es una variable a considerar en este resultado?
Lo que ha pasado en los últimos años, con rotación de presidentes, de ministros en todas las carteras, con gobiernos que han estado en otra sintonía, es que no se le ha dado la atención debida al problema. La inestabilidad contribuye en distintas dimensiones. Tú puedes mitigar con dos caminos la pobreza y la vulnerabilidad. Uno es el crecimiento económico que viene con la inversión, pero la incertidumbre hace que esta sea negativa, por lo tanto, hay menor generación de empleo, sobre todo de buena calidad. El año pasado tuvimos el pico histórico de precio de materias primas y la inversión privada cayó. Rompimos una causalidad histórica y eso tiene nombre propio: Castillo. Además, con los bloqueos y protestas ha habido subida de precios de alimentos por desabastecimiento, lo que también incide.
—Me dijo que siempre se supo que los vulnerables podrían regresar a la pobreza. ¿Por qué no dejaron de ser vulnerables en nuestro momento de mayor crecimiento?
Lo que pasa es que veníamos de una base muy baja. Tenías en Perú más del 60% de pobres. El crecimiento te ayudó en un inicio a sacarlos, pero se necesitaban reformas que no se hicieron porque no hay consensos políticos.
—¿Por ejemplo?
Reforma educativa. El capital humano es un mejorador de la capacidad de ingresos. Había que invertir. Se necesitaban políticas que impulsen sectores con potencial, pero tienen trabas. Y así hay otras. También está el régimen laboral. Yo fui ministro cuando se planteó el régimen laboral juvenil que algunos criticaron, pero ahora los jóvenes son los que tienen peor situación laboral, son los más pobres.
—Se refiere a la ley pulpín.
La llamaron ley pulpín. Era una transición hacia la formalidad.
—¿Esa transición no equivalía a cercenar derechos laborales para los más jóvenes?
No, porque no los tienen. De cada 100 jóvenes, dos estaban en el régimen general a plazo indefinido. Y en cualquier otro régimen, incluido el de mypes, tenías a uno de cada 10. En el Perú, el mercado laboral es muy rígido. Hay que atacar problemas ahí, el asunto es que es algo ideológico.
—Cuando sugiere que se necesita algo menos rígido, ¿se refiere a que despedir sea más barato?
No solo que puedan despedir más barato, que puedan despedir. Hay múltiple evidencia: si no puedes o es muy caro despedir, no contratas o, como ocurre en el Perú, contratas de manera informal, sin ningún tipo de derecho. El sistema protege a unos poquitos, pero deja al resto afuera. La solución viene por distintos caminos, lo que pasa es que no puedes obviar esta. Si ves la data, ¿cuál es el segmento etario con mayor concentración de pobreza? En niños jóvenes. En jóvenes está la mayor informalidad y subempleo.
—¿Cuál ha sido el papel de la pandemia?
Con la pandemia y la migración hay muchos más pobres urbanos. Ahí es donde se necesitaba una redefinición de la política social que identifique estos nuevos sectores empobrecidos, que no digo que sea algo sencillo. ¿Se hizo? Mi lectura es que no de manera decidida. Los bonos universales eran una transición en cuarentena, pero eso debió comprarnos tiempo para nuevos programas de protección para la gente, que es más difícil identificar. En una zona rural identificas a un distrito pobre. En una zona urbana, pobres y no pobres están mezclados. No puedes usar con brocha gorda, sino con pincel. De lo contrario, tus filtraciones pueden ser enormes. Parte de lo que ha ocurrido acá es que hay hambre. En el Perú hay mucha inseguridad alimentaria, que se ha potenciado en los últimos tres años. Y en Lima, particularmente. Habría que enfocarse en eso. Pero, claro, después de mí ha habido 11 ministros de Economía. ¿Cuántos hubo en Desarrollo e Inclusión Social? ¿Cómo te preocupas de políticas contra la pobreza cuando estás en un lío político? Ese es el problema.