La pérdida de tonicidad en la piel es una de las características propias del paso del tiempo que más fácilmente se pone de manifiesto. Es biología pura. No hay mucha vuelta. La piel ya no es la que era, por más fuerte que se desee lo contrario.
El colágeno es una proteína, un componente natural de la piel, cuya función es la de dar soporte y construir “bloques” de células, tejidos y órganos. Y naturalmente, su producción decrece de manera gradual a medida que pasan los años.
A los 20 años, la piel es tensa y firme, se ve brillante y lozana y esto se debe a la alta producción de colágeno en el organismo, señala la doctora Jazmine Mena, experta en el procedimiento. La responsable de esta producción es una célula de la capa media de la dermis denominada fibroblasto. La misma es una pequeña “fábrica” de colágeno contenido en la piel, pero son células que se van perdiendo. Con el paso del tiempo se vuelven más lentas.
De esta forma, después de los 30 años, su regeneración se enlentece y empiezan a aparecer las primeras “líneas de expresión”, arrugas y signos de flacidez que se acentúan cada vez más con el paso del tiempo.
La bioestimulación llegó como respuesta para promover la formación de colágeno para redefinir el óvalo facial, volver a tensar la piel que pierde sostén con el paso de los años, nutrir en profundidad y suavizar arrugas.
“Se trata de un nuevo enfoque estético que se realiza a través de diferentes herramientas o tratamientos, que prometen brindar soluciones efectivas para activar la formación de colágeno después de los 30 años, así como para trabajar en la prevención”, añade Mena.
El principal resultado de la bioestimulación facial es activar la función del fibroblasto, la célula encargada de la estructura y la calidad de la piel, optimizando su función en el organismo para obtener piel más tersa, combatir la flacidez y disminuir las arrugas o desaparecer surcos pequeños.
De acuerdo con la especialista, la bioestimulación facial no ofrece ningún efecto secundario, pero si es necesario que sea realizado en un centro médico estético y capacitado para llevar a cabo este procedimiento con ellansé, radiesse o hilos de polidioxanona.
La sesión de bioestimulación facial, con enzimas o hilos de polidioxanona o PDO, es ambulatoria y después de la consulta puede hacer su vida como de costumbre. Es recomendable que cada paciente tenga una rutina diaria de cuidado, con cremas hidratantes , antioxidantes y lo más importante la costumbre del uso de protector solar para evitar el fotoenvejecimiento y los demás daños por el sol.
“La gran búsqueda en medicina estética es lograr un sostenimiento en la producción de colágeno a través de los años, y es aquí donde la bioestimulación cobra un rol clave”, finaliza la cirujana especializada en estética.
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