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Pese a las promesas de diálogo y concertación, Pedro Castillo volvió a nombrar ministro de Salud a un miembro de Perú Libre. Esta vez es la congresista Kelly Portalatino, quien ingresó al partido fundado por Vladimir Cerrón el 2020 y desde entonces ha dado muestras de un sometimiento sin matices a la línea fijada por el condenado ex gobernador de Junín.
Se hubiera podido esperar que después de las experiencias desastrosas de Hernán Condori y Jorge López, Castillo se esmerase en escoger un ministro que responda a los criterios de experiencia, idoneidad y garantía de honestidad. De nada habrá servido el fracaso de Condori y López, ni el anunciado viraje en la manera de gestionar el Estado. Con Portalatino seguimos atrapados por el cuoteo, es decir la percepción de los ministerios como cuotas que deben ser distribuidas en función de los intereses políticos y judiciales de Pedro Castillo.
Médico cirujana y representante por Ancash, Portalatino ha destacado sobre todo por sus diatribas contra la Fiscal de la Nación, su defensa de los llamados Niños de Acción Popular y su incapacidad para reconocer indicios fundados de corrupción. Castillo la recompensa con una cartera, que supone incorporarse a un gabinete presidido por Aníbal Torres, cuya salida ella exigía, alineada con la posición de Cerrón. También pedía la salida de Dina Boluarte, otra ministra en la línea de mira de Perú Libre.
Es probable que Castillo haya considerado que los votos de Perú Libre le resultan más importantes que el nombramiento de un ministro que corresponda con el perfil deseado. Esas cosas pasan cuando un político, denunciado por la Fiscalía, se halla ante el riesgo de ser vacado por incapacidad moral permanente.
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