El reciente triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de Brasil dio una nueva muestra de una tendencia que parece ser moneda corriente en América Latina: de los últimos 11 comicios en Sudamérica -de 2018 en adelante- el oficialismo fue desplazado en 10 ocasiones y no renovó el precepto. Además, en 6 de estas la balanza se inclinó hacia espacios más identificados por ideas de izquierda, aunque no enteramente pertenecientes y bajo una mirada de tintes más bien generales.
En detalle, Paraguay fue el único país donde la corriente oficialista repitió mandato, concretamente en 2018 cuando Mario Abdo Benítez de la Asociación Nacional Republicana-Partido Colorado (ANR-PC) se impuso ante Efraín Alegre de la Gran Alianza Nacional Renovada (PLRA).
Pero en lo que respecta a la debilidad de los oficialismos en la región, estos son los países donde el hartazgo de la población generó que la oposición se hiciera fuerte. Aunque en diversos casos aquellos que se beneficiaron de ese aire en las calles, en las siguientes elecciones perdieron bajo el mismo mecanismo que los llevó al poder.

En 2018 las elecciones en Colombia dieron como ganador al derechista Iván Duque, miembro del Centro Democrático -una alianza conservadora-, contra Gustavo Petro del partido Colombia Humana. Duque se presentó como opositor a Juan Manuel Santos del Partido Liberal, pero con la salvedad de que en esta oportunidad no se trató de un giro radical entre izquierdas y derechas.
En 2022 fue Petro quien le ganó las elecciones en segunda vuelta a Rodolfo Hernández, de la Liga de Gobernantes Anticorrupción. El actual mandatario es abiertamente de izquierda.
Regresando a lo ocurrido en Brasil, fue Jair Bolsonaro (perdedor de este domingo) quien en 2018 le ganó a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), y se convirtió en sucesor de Michel Temmer del Movimiento Democrático Brasileño (MDB).

En Uruguay, Luis Lacalle Pou venció en 2019 a Tabaré Vázquez. Lacalle Pou, más establecido en la centro derecha, sacó del poder al Frente Amplio, que en ese entonces tenía como candidato a Daniel Martínez.
En Bolivia la situación es un tanto más compleja, ya que el 2019 se caracterizó por ser un año con caos electoral. El entonces presidente Evo Morales quiso renovar su mandato en un contexto de dudosa legitimidad de los sufragios emitidos, lo cual derivó en una crisis político social que terminó con el ascenso no democrático de Yanina Áñez al poder. Recién en 2020 -un año después- se llevaron adelante los comicios con normalidad, donde Luis Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS) ganó con comodidad.
En Argentina el peronismo regresó al Gobierno 2019 a través de Alberto Fernández, impidiendo la reelección de Mauricio Macri y de Juntos por el Cambio. El justicialismo no es de izquierda, pero tiene mayor inclinación hacia una agenda de centroizquierda que el entonces equipo de gestión de Cambiemos.

En Ecuador el escenario fue aún más particular. En 2021 fue Guillermo Lasso, del Movimiento Creo, quien triunfó e hizo un giro hacia ideas más identificadas con la derecha. Pero lo que es necesario tener en cuenta es que el izquierdista Rafael Correa gobernó durante 10 años -con Lenin Moreno como vicepresidente- hasta su renuncia en 2017. Por ello se convocó a elecciones, en las que Moreno se presentó y triunfó, aunque con la peculiaridad de que el propio Correa se proclamó opositor de quien fue su vice. Una «ensalada» de ideologías entrecruzadas.
En lo que refiere a Perú, actualmente se encuentra gobernada por Pedro Castillo -de izquierda-, del Partido Político Nacional Perú Libre (Ppnpl), tras ser electo en 2021 cuando venció Keiko Fujimori del partido Fuerza Popular.
Perú venía de un periodo de inestabilidad marcado, el cual se caracterizó por el ascenso al poder por parte de 6 presidentes diferentes desde 2016 a 2021, debido al sistema de sucesión constitucional. Recién el año pasado se realizaron elecciones generales.

A la hora de mencionar a Chile. la situación también tiene numerosas singularidades. Gabriel Boric ganó las elecciones en 2021, venciendo así al oficialismo de Sebastián Piñera, que estaba representado por José Antonio Kast (derecha). Lo sucedido en el país trasandino se remonta al estallido social de 2019 que puso en tela de juico a Piñera y que finalmente produjo que Boric llegara a ser el jefe de Estado nacional.